Catia la Mar
ALELUYA
¡DIOS LO RESUCITÓ!
Mons. Raúl Biord Castillo
Obispo de la Guaira
Domingo de resurrección
Hoy la Iglesia celebra con alegría la resurrección del Señor Jesús. Condenado a muerte, fue cargado con la cruz, coronado de espinas, insultado y flagelado. Murió en la cruz y fue sepultado. Jesús Nazareno había sido recibido con palmas y vítores el Domingo de Ramos cuando entró en Jerusalén, y el Jueves Santo, después de la última cena, fue juzgado y condenado injustamente a muerte. Cargado con la cruz, subió la Vía Dolorosa para ser crucificado en el Gólgota. A su paso, se produjeron muchas reacciones: las autoridades, lo condenaron; Pilato, se lavó las manos pero no logró lavar su conciencia; los soldados, cumpliendo órdenes, lo azotaron y lo golpearon; algunos le escupieron el rostro y lo ofendieron con improperios; la mayoría de la gente, lo vio pasar y no hizo nada por evitar una condena y una muerte injusta. No hay peor acción que la pasividad generalizada, no hacer nada para impedir el mal nos convierte en cómplices de la injusticia.
Jesús murió en la cruz, pero Dios lo resucitó. El domingo, cuando las mujeres fueron al sepulcro, encontraron la losa movida, las vendas y el sudario bien doblados, y un ángel del Señor les preguntó: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? La resurrección de Jesús es el mayor grito de alegría, es el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio. Jesucristo está realmente vivo, en sus discípulos misioneros que formamos la Iglesia, en las comunidades, en los pobres.
Bendición del mar
Estamos celebrando la misa de Pascua aquí en la zona de Catia La Mar. La diócesis de La Guaira desde hace varios años bendice el mar. La tradición fue iniciada por Mons. Mario Lizarazo, para entonces párroco de La Soublette, la han continuado los párrocos siguientes: Pbro. Omar Hernández y R.P. José Manuel Cicuéndez, con el apoyo de Mons. Ramiro Díaz y del R.P. Nene Lepi. En los últimos años la misa ha contado con el apoyo incondicional de toda la Zona Pastoral de Catia la Mar, de las autoridades, de la armada, de protección civil, bomberos y otros cuerpos de seguridad. Que importante es conservar y cultivar las tradiciones religiosas, y que sigan siendo religiosas.
Hoy venimos a bendecir el mar para que siga siendo una fuente de vida y de trabajo, que esté lleno de peces para los pescadores para que no falte comida en nuestras mesas, que puedan navegar muchos barcos y atracar en el puerto y que traigan las mercancías que necesitamos, que se reactive la economía y nuestros trabajadores puedan llevar a sus familias un honesto y digno sustento, que siga siendo también una fuente de esparcimiento y diversión para que vengan más personas y el turismo sea también una fuente importante de trabajo.
Bendecimos el mar que es una bella obra de Dios, que debemos cuidar. El mar contiene el agua que es símbolo del bautismo, que nos hace cristianos.
La Iglesia dice presente
Como Obispo, puedo decir que durante este Semana Santa en las parroquias, nuestros sacerdotes, diáconos, religiosas, catequistas y misioneros han acompañado a nuestro pueblo, han animado las procesiones y via crucis, han celebrado las misas y demás celebraciones litúrgicas. Hemos sentido, como dice el papa Francisco, el gusto espiritual de ser pueblo.
La campaña Compartir, con su programa de Ollas Comunitarias, ha sido un compromiso por llevar una mano amiga a tantos niños y personas que pasan hambre en nuestras comunidades. Las parroquias han multiplicado Sancochos Comunitarios en los sectores más necesitados. Gracias a todos los voluntarios de las Cáritas parroquiales de la diócesis de la Guaira que multiplican gestos de caridad hacia nuestros hermanos más pobres. Hoy en día necesitamos muchas Verónicas que limpien el rostro sufriente de Cristo en los enfermos y ancianos. Apóstoles que den de comer a los que padecen hambre. Requerimos más Voluntarios para los hospitales, ancianos, casas de atención a los niños, para continuar la mejor obra de Caridad: servir a Cristo en los pobres.
Nuestra Diócesis de La Guaira convoca a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, en especial a los jóvenes, a participar en las Cáritas parroquiales, a ofrecer su ayuda como cirineos en diversos proyectos de acción social en centros asistenciales y formativos, a acompañar a las familias llevando consuelo, solidaridad y esperanza, a comprometernos a llevar la sanación que proviene de la armonía con Dios, con los demás y con la naturaleza. Nuestro Plan Diocesano de Pastoral nos impulsa a fortalecer el compromiso social y comunitario de nuestra fe, concretando programas y servicios de acción social como signo de una caridad operativa.
La Resurrección: triunfo de la vida
La muerte del viernes santo no fue la última palabra. Ni el sepulcro fue la morada definitiva. Dios Padre por el poder del Espíritu, rescata a Jesús de la muerte. En Pascua celebramos la resurrección del Señor, el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la indulgencia sobre la venganza, del perdón sobre el odio. La resurrección de Jesús es una esperanza cierta para toda la humanidad, es también la llamada a ser promotores de vida en todos los lugares. Pascua es esperanza y alegría. Pascua es el desafío: promover la vida en todas sus manifestaciones. Pascua es nuestro signo: ser testigos de la resurrección.